Todo lo que necesitas saber sobre el tratamiento del PE
Si te han diagnosticado una embolia pulmonar o conoces a alguien con esta condición, lo primero que buscas es información clara y útil. Aquí te explico de forma sencilla qué tratamientos existen, cómo se usan los medicamentos y qué cuidados puedes aplicar en casa para mejorar la recuperación.
Opciones farmacológicas
El corazón del tratamiento son los anticoagulantes. Estos fármacos evitan que nuevos coágulos se formen y permiten que el cuerpo disuelva los ya existentes. Los más habituales son la heparina de bajo peso molecular (por ejemplo, enoxaparina) y los anticoagulantes orales directos (ACOD) como rivaroxabán o apixabán.
La heparina se administra al principio mediante inyección subcutánea y suele mantenerse durante varios días. Después el médico puede cambiarte a un ACOD que tomas en pastilla una o dos veces al día, sin necesidad de pruebas sanguíneas frecuentes.
En casos graves, cuando la presión arterial está muy alta o hay riesgo inmediato, se recurre a trombólisis: un medicamento que rompe rápidamente el coágulo. Esta opción tiene más riesgos y solo se usa bajo vigilancia intensiva.
Cuidados y prevención
Aparte de los medicamentos, tu estilo de vida influye mucho en la recuperación. Levántate y camina tan pronto como te lo indiquen; el movimiento ayuda a que la sangre fluya mejor y reduce la chance de nuevos coágulos.
Controla tu peso y mantén una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y fibra. Evita largas inmovilizaciones, como viajes extensos sin estirar las piernas. Si tienes que estar sentado mucho tiempo, haz ejercicios de flexión‑extensión de los tobillos cada hora.
No dejes de tomar la medicación aunque te sientas mejor. La mayoría de los tratamientos se prolongan entre 3 y 6 meses, y en algunos casos pueden extenderse por años si hay factores de riesgo persistentes.
Si notas dolor repentino en el pecho, dificultad para respirar o tos con sangre, busca ayuda médica inmediato; son señales de que algo puede estar empeorando.
En resumen, el tratamiento del PE combina anticoagulantes, actividad física y cambios de hábitos. Sigue las indicaciones de tu médico, mantén la constancia con la medicación y cuida tu día a día para reducir riesgos futuros.